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" ..pero tampoco creas a pie juntillas todo/no creas nunca creas este falso abandono/
estaré donde menos lo esperes/por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos/
estaré en un lejano horizonte sin horas.."


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Grupo Virtual - Una manera distinta de compartir, una manera distinta de comprender



miércoles, 7 de julio de 2010

Día de la Independencia

Celebramos el 9 de Julio en Argentina uno de los acontecimientos decisivos de la historia del país: el Día de la Independencia, que fuera declarada el 9 de julio de 1816.
El diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida tuvo el privilegio de preguntar a los congresales:
"¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?"

Por ello quiero compartir con Tarde de Mate y Cuento / Mario Benedetti la Biografía de Narciso Francisco Laprida y el poema Conjetural de Jorge Luis Borges


Francisco Narciso de Laprida nació el 28 de octubre de 1786, en la provincia de San Juan.

-Hijo de José Ventura Laprida, comerciante español que llegó de Asturias a estas tierras y de María Ignacia Sánchez de Loria, sanjuanina y proveniente de una familia tradicional, el niño Francisco realizó sus primeras letras en su ciudad natal, pero el pequeño fue llevado a estudiar al Real Colegio de San Carlos, en Buenos Aires. Luego partió hacia Chile en donde la familia Laprida se estableció y continuó sus estudios.
En Chile, Laprida prosiguió con su formación superior en la Universidad de San Felipe en donde se graduó como licenciado y doctor en leyes el 29 de enero de 1810.
Un año después regresó a San Juan donde, en 1812 fue elegido síndico procurador del Cabildo y luego, alcalde de primer voto.
A partir de ese momento, Laprida integró el reducido aunque prestigioso grupo de hombres de leyes que tenía la provincia en aquellos tiempos, junto a José Ignacio De la Roza, Javier Godoy, Posidio Rojo, Juan Crisóstomo Quiroga y Manuel Aberastain.
La primera actuación política de importancia del joven abogado se produce tras la designación del primer teniente gobernador que tuvo la provincia, el porteño Saturnino Sarassa.
Laprida era cabeza visible de un movimiento localista cuya bandera de lucha era lograr una provincia sin procónsules porteños ni dependencia de Córdoba. Finalmente, Sarassa fue desalojado del poder y huyó a Mendoza. Se producía así la primera revolución, algo que sería una constante en la historia sanjuanina.
¿Por qué presidió Laprida el Congreso de Tucumán?
Cuando el Triunvirato envió una circular a los Cabildos provinciales para que eligieran un representante para el Congreso que se reuniría en Tucumán, San Juan, impulsado por el general San Martín y el gobernador José Ignacio de la Roza, se movilizó en apoyo a la asamblea.
El 13 de junio de 1.815 eligió diputado a Fray Justo Santa María de Oro, prior vitalicio de la Recoleta Dominica de Santiago de Chile, residente en esos tiempos en San Juan, Tres meses más tarde, los sanjuaninos advirtieron que por su población –la provincia tenía en aquellos días 22 mil habitantes- le correspondía un segundo diputado y es así como el 12 de setiembre se elige a Laprida quien impugnó su propia elección por no haberse convocado a los cuarteles de la campaña, lo que no prosperó en virtud de la urgencia por enviar los delegados.
Fray Justo fue el primero en llegar a Tucumán y Laprida uno de los últimos. El Congreso se inauguró el 24 de marzo de 1.816 y cumplió una labor vasta. Casi por unanimidad eligió a Juan Martín de Pueyrredón director supremo de las Provincias Unidas, aprobó un reglamento de trabajo y fue ámbito de discusiones que no vienen al caso en esta nota.
Así se llegó al día 16 de junio en el que un sanjuanino estaba al frente de las deliberaciones en virtud que la presidencia era rotativa. Y fue Laprida quien tuvo el alto honor de preguntar a los asambleístas: “¡Quereis que las provincias de la unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?”. Tras la respuesta afirmativa se labró el “Acta de la Emancipación”.
De Oro y Laprida no vieron el final del Congreso, disuelto después de la batalla de Cepeda (1 de febrero de 1.820) pues a comienzos de 1.817 regresaron a San Juan.
Laprida tuvo actuación política en la provincia y hasta fue durante algunos meses gobernador.
La muerte en Mendoza
En 1827, Francisco Laprida se estableció en Mendoza con su familia, para defenderse de las persecuciones de Facundo Quiroga que había invadido San Juan.
Una vez que estalló la guerra civil entre federales y unitarios, Laprida se incorporó al bando unitario en el Batallón El Orden, Corría el año 1829, el país se encontraba convulsionado por el enfrentamiento de unitarios y federales.
En abril, el general unitario Paz, derrotó a Bustos en San Roque y en junio le ganó en Córdoba al caudillo federal Quiroga en la batalla de la Tablada. Apoyados por estos triunfos en el interior, el núcleo unitario rechazó el Pacto de Lavalle y Rosas. Esto repercutió directamente en Mendoza.
El 22 de setiembre, federales y unitarios se enfrentaron en un lugar llamado del “Pilar”, muy cerca de la capilla de San Vicente -hoy Godoy Cruz-. Allí entre los unitarios, se encontraba Francisco Laprida y un jovencito llamado Domingo F. Sarmiento.
Los federales de Aldao, atacaron a las huestes del comandante unitario Pedro León Zuluaga. Luego de varias horas de lucha, los federales lograron quebrar la línea y los “azules” se dispersaron dejando en el campo de batalla cientos de muertos y heridos.
En esta inevitable derrota, las tropas retrocedieron y se dispersaron por todo el campo de batalla.
Laprida partió junto a otros unitarios para salvar su vida, perseguidos por una partida del general José Félix Aldao. El tropel de los vencidos fue interceptado muy cerca del lugar en dirección al Sur. Allí, este piquete lo apresó y lo condujo con otros. Al saber que era Laprida, uno de los que comandaba la montonera, lo ejecutó enterrándolo vivo y pasando un tropel de caballos sobre su cabeza, esto era una práctica común en ese entonces. Laprida tenía 43 años.


La foto muestra la casa donde nació Laprida. Estaba ubicada en calle General Acha, entre Laprida y Avenida Libertador San Martín, vereda este. Esta casa fue heredada por la familia Conte Grand - Jofré, que la refaccionó conservando las formas. Esta fue afectada por el terremoto de 1944 y tuvo que ser destruida. (Foto publicada en el libro "El San Juan que Ud. no conoció",
de Juan Carlos Bataller





Francisco Narciso de Laprida,
nació el 28 de octubre de 1786 y fue asesinado el día 23 de septiembre de 1829 por los montoneros de Aldao























El Poema conjetural es un poema compuesto por el escritor argentino Jorge Luis Borges, en el que rememora la vida y la muerte de su antepasado distante Francisco Narciso de Laprida.
Este poema se publicó por primera vez en la edición del 4 de julio de 1943 del diario La Nación de Buenos Aires. Fue incluido luego en el libro El otro, el mismo (1969). Se lo relaciona como una metáfora de lo que acontecía en el período histórico en que fue publicado.
http://es.wikipedia.org/wiki/Poema_conjetural

POEMA CONJETURAL
El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829 por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:
Zumban las balas en la tarde última.
Hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.
Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado,
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer. Hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora. Oigo los cascos
de mi caliente muerte que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas.
Yo que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba
el laberinto múltiple de pasos
que mis días tejieron desde un día
de la niñez. Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años,
la suerte de Francisco de Laprida,
la letra que faltaba, la perfecta
forma que supo Dios desde el principio.
En el espejo de esta noche alcanzo
mi insospechado rostro eterno. El círculo
se va a cerrar. Yo aguardo que así sea.
Pisan mis pies la sombra de las lanzas
que me buscan. Las befas de mi muerte,
los jinetes, las crines, los caballos,
se ciernen sobre mí... Ya el primer golpe,
ya el duro hierro que me raja el pecho,
el íntimo cuchillo en la garganta.
Jorge Luis Borges, 1943

http://www.poesia-inter.net/jlb0506.htm