.

" ..pero tampoco creas a pie juntillas todo/no creas nunca creas este falso abandono/
estaré donde menos lo esperes/por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos/
estaré en un lejano horizonte sin horas.."


TMC http://tardesdemateycuentos.blogspot.com/
Grupo Virtual - Una manera distinta de compartir, una manera distinta de comprender



sábado, 28 de noviembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

ARCO IRIS

A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea

sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo

sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente

y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin deseperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía

llorar
sólo llorar

entonces su sonrisa
si todavia existe
se vuelve un arco iris.


Mario Benedetti

lunes, 23 de noviembre de 2009

TACTICA Y ESTRATEGIA

Mi táctica es mirarte

aprender como sos

quererte como sos

Mi táctica es hablarte

y

escucharte

construir con palabras

un puente indestructible

Mi táctica es quedarme

en tu recuerdo

no sé cómo ni sé

con qué pretexto

pero quedarme en vos

Mi táctica es ser franco

y

saber que sos franca

y que no nos vendamos

simulacros

para que entre los dos

no haya telón ni abismos

Mi estrategia es en cambio

más profunda y más simple

mi estrategia es...


... que un día cualquiera

no sé cómo ni sé con qué pretexto:


¡POR FÍN ME NECESITES!

Autor: Mario Benedetti


Será recitado por Malena (Centro Cultural VIVE y DEJA VIVIR, próximo día 27, a las ocho de la tarde)

Publicado en
http://kamariaaamori.blogspot.com/2009/11/mario-benedetti-tactica-y-estrategia.html

GRACIAS MALENA !

lunes, 16 de noviembre de 2009

Benedetti: Beatriz ( Una palabra enorme)


Libertad es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases,


se dice que una está en libertad.


Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene por qué estudiar.


Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un hombre cualquiera


hace lo que se le antoja.


Pero hasta los países libres tienen cosas muy prohibidas.


Por ejemplo matar.


Eso sí, se pueden matar mosquitos y cucarachas, y también vacas para hacer churrascos.


Por ejemplo está prohibido robar,


aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela, que es mi mami, me encarga alguna compra.


Por ejemplo está prohibido llegar tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartilla mejor dicho la tiene que hacer Graciela, justificando por qué.


Así dice la maestra; justificado.


Libertad quiere decir muchas cosas.


Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embargo está en Libertad, porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años.


A eso el tío Rolando lo llama qué sarcasmo.


Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que está mi papi se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho que era un sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo.


Mi papá es un preso, pero no porque haya matado o robado o llegado tarde a la escuela.


Graciela dice que papá está en libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus ideas.


Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa.


Por eso no estoy en Libertad, o sea que no estoy presa. Si yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica, fueran también presas políticas, porque a mi me gusta dormirme abrazada por lo menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona.


Yo nunca le pego, sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela.


Ella me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le gusta que la llame así.


Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarle Ella.


Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada, porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina.


Mi abuelo siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo.


Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice: ¡Ay chiquilina, no me estrjes así!, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.O sea que la libertad es una palabra enorme.


Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo.


¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza?


Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas.


Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad.


¿Ven como es enorme?

AUTOR: Mario Benedetti, Primavera con una esquina rota
Publicado por Malena en El país de los bosques, para TMC.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Adaptación Teatral: Los pocillos ( Mario Benedetti )


Como os prometí, compañeros de TMC, os regalo este fragmento de Los pocillos, de Mario,


que interpreté con mis compañeros de la asociación cultural: Vive y deja Vivir.




TITULO: Los pocillos. Autor: Mario Benedetti




ACTORES: Malena Gómez (Mariana)


Carlos Solano (Alberto)


Fernando Sánchez (José Claudio)








José Claudio: "Ahora sí podés calentar el café".
(Mariana se inclina sobre la mesita ratona


para encender el mecherito)


(Por un momento se distrae contemplando los pocillos. Sólo ha traído tres, uno de cada color)


[Le gusta verlos así, formando un triángulo] (Después se echa hacia atrás en el sofá y su nuca


encuentra lo que esperaba: la mano cálida de Alberto, ya ahuecada para recibirla)


[¡Qué delicia, Dios mío!] (La mano empieza a moverse suavemente y los dedos largos, afilados,


se introducen entre el pelo) [La primera vez que Alberto se había animado a hacerlo,


Mariana se había sentido terriblemente inquieta, con los músculos anudados en una dolorosa


contracción que le había impedido disfrutar de la caricia. Ahora no. Ahora estaba tranquila


y podía disfrutar. Le parecía que la ceguera de José Claudio era una especie de protección divina]


(Sentado frente a ellos, José Claudio respira normalmente, casi con beatitud) [Con el tiempo,


la caricia de Alberto se había convertido en una especie de rito y, ahora mismo, Mariana estaba en condiciones de aguardar el movimiento próximo y previsto]


(Como todas las tardes, la mano acaricia el pescuezo, roza apenas la oreja derecha, recorre lentamente


la mejilla y el mentón. Finalmente se detiene sobre los labios entreabiertos) (Entonces ella, como todas


las tardes, besa silenciosamente aquella palma y cierra por un instante los ojos) [Cuando los abre,el rostro de José Claudio es el mismo: ajeno, reservado, distante] [Para ella, sin embargo, ese momento incluye siempre un poco de temor, un temor que no tiene razón de ser, ya que en el ejercicio de esa caricia púdica, riesgosa, insolente, ambos habían llegado a una técnica tan perfecta como silenciosa]


José Claudio: "No lo dejes hervir"


(La mano de Alberto se retira y Mariana vuelve a inclinarse sobre la mesita. Retira el mechero, apaga la llamita con la tapa de vidrio, llena los pocillos directamente desde la cafetera)
[Todos los días cambiaba la distribución de los colores. Hoy sería el verde para José Claudio, el negro para Alberto, el rojo para ella]


(Toma el pocillo verde para alcanzárselo a su marido) [pero antes de dejarlo en sus manos, se encuentra con la extraña, apretada sonrisa]


[Se encuentra además, con unas palabras que suenan más o menos así:]
José Claudio: "No, querida. Hoy quiero tomar en el pocillo rojo."

Publicado por Malena en
el país de los bosques.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Contra los puentes levadizos.


Nos han contado a todos
cómo eran los crepúsculos
de hace noventa o novecientos años

cómo al primer disparo los arrepentimientos
echaban a volar como palomas
cómo hubo siempre trenzas que colgaban
un poco sucias pero siempre hermosas
cómo los odios eran antiguos y elegantes
y en su barbaridad venturosa latían
cómo nadie moría de cáncer o de asco
sino de tisis breves o de espinas de rosa

otro tiempo otra vida otra muerte otra tierra
donde los pobres héroes iban siempre a caballo
y no se apeaban ni en la estatua propia

otro ocaso otro nunca otro siempre otro modo
de quitarle a la hembra su alcachofa de ropas

otro fuego otro asombro otro esclavo otro dueño
que tenía el derecho y además del derecho
la propensión a usar sus látigos sagrados

abajo estaba el mundo
abajo los de abajo
los borrachos de hambre
los locos de miseria
los ciegos de rencores
los lisiados de espanto

comprenderán ustedes que en esas condiciones
eran imprescindibles los puentos movedizos.

2

No sé si es el momento
de decirlo
en este punto muerto
en este año desgracia

por ejemplo
decírselo a esos mansos
que no pueden
resignarse a la muerte
y se inscriben a ciegas
caracoles de miedo
en la resurrección
qué garantía

por ejemplo
a esos ásperos
no exactamente ebrios
que alguna vez gritaron
y ahora no aceptan
la otra
la imprevista
reconvención del eco

o a los espectadores
casi profesionales
esos viciosos
de la lucidez
esos inconmovibles
que se instalan
en la primera fila
así no pierden
ni un solo efecto
ni el menor indicio
ni un solo espasmo
ni el menor cadáver

o a los sonrientes lúgubres
los exiliados de lo real
los duros
metidos para siempre en su campana
de pura sílice
egoísmo insecto
ésos los sin hermanos
sin latido
los con mirada acero de desprecio
los con fulgor y labios de cuchillo

en este punto muerto
en este año desgracia
no sé si es el momento
de decirlo
con los puentes a medio descender
o a medio levantar
que no es lo mismo.

3

Puedo permanecer en mi baluarte
en ésta o en aquella soledad sin derecho
disfrutando mis últimos
racimos de silencio
puedo asomarme al tiempo
a las nubes al río
perderme en el follaje que está lejos

pero me consta y sé
nunca lo olvido
que mi destino fértil voluntario
es convertirme en ojos boca manos
para otras manos bocas y miradas

que baje el puente y que se quede bajo

que entren amor y odio y voz y gritos
que venga la tristeza con sus brazos abiertos
y la ilusión con sus zapatos nuevos
que venga el frío germinal y honesto
y el verano de angustias calcinadas
que vengan los rencores con su niebla
y los adioses con su pan de lágrimas
que venga el muerto y sobre todo el vivo
y el viejo olor de la melancolía

que baje el puente y que se quede bajo

que entren la rabia y su ademán oscuro
que entren el mal y el bien
y lo que media
entre uno y otro
o sea
la verdad ese péndulo
que entre el incendio con o sin la lluvia
y las mujeres con o sin historia
que entre el trabajo y sobre todo el ocio
ese derecho al sueño
ese arco iris

que baje el puente y que se quede bajo

que entren los perros
los hijos de perra
las comadronas los sepultureros
los ángeles si hubiera
y si no hay
que entre la luna con su niño frío

que baje el puente y que se quede bajo

que entre el que sabe lo que no sabemos
y amasa pan
o hace revoluciones
y el que no puede hacerlas
y el que cierra los ojos

en fin
para que nadie se llame a confusiones
que entre mi prójimo ese insoportable
tan fuerte y frágil
ese necesario
ése con dudas sombra rostro sangre
y vida a término
ese bienvenido

que sólo quede afuera
el encargado
de levantar el puente

a esta altura
no ha de ser un secreto
para nadie

yo estoy contra los puentes levadizos.
Mario Benedetti

martes, 3 de noviembre de 2009

http://kamariaaamori.blogspot.com/2009/11/hoy-y-siempre-mi-admiracion-eterna.html

166
en foto sepia
estabas vos y el tiempo
se fue contigo

Mario Benedetti
Rincón de Haikús
1999

"Hace tiempo que soy lector de haikus, pero confieso que el primero que me sedujo como forma poética se lo debo a Julio Cortázar, cuyo título postumo, Salvo el crepúsculo, fue tomado de un notable haiku de Matsuo Bashoo (1644-1694): "Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo". Años después me enteré de que la traducción pertenecía a Octavio Paz (en colaboración con Eikichi Hayashiya)"

lunes, 2 de noviembre de 2009

La Sirena Viuda

Hablando de amor...

LA SIRENA VIUDA.

A partir de 1980, yo había estado varias veces en Copenhague y siempre había cumplido con el rito de rendir homenaje a la legendaria sirenita de Eriksen. Debo reconocer, sin embargo, que sólo en esta última ocasión me pareció advertir en su rostro, y hasta en su postura, una casi imperceptible expresión de viudez.
Cierta noche, estimulado tal vez por varias jarras de Carlsberg, me atreví a mencionar el tema ante varios amigos latinoamericanos, verdaderamente expertos en exilios daneses. Por las dudas, y a fin de que no me creyeran más borracho de lo que estaba, traté de darle al comentario un ligero tono de autoburla, pero, para mi sorpresa, todos se pusieron serios y uno de ellos, un santafesino llamado Alfredo, dijo lentamente, como si estuviera midiendo las sílabas: "No se trata de que sólo tenga expresión de viuda; en realidad, es viuda".
Ahí nomás se me pasó la borrachera, y entonces fue Julio, exiliado chileno, quien tomó la palabra: "El protagonista de esta historia es compatriota mío. Aunque te parezca mentira, fue Pinochet quien lo empujó hacia la sirenita. Después de soportar castigos y humillaciones en cárceles chilenas, Rodrigo, natural de Concepción, recaló en Copenhague. No habían transcurrido veinticuatro horas desde su llegada (antes aún de cumplir el primero de los trámites complementarios para confirmar su estatuto de exiliado), cuando ya estaba perdidamente enamorado de la sirenita. Fue un amor a primera vista, aunque, eso sí, rodeado de imposibles, como ocurre, después de todo, siempre que alguien se enamora de un personaje inalcanzable y célebre. Digamos, de Catherine Deneuve, Ana Belén, Sonia Braga. O también de la sirenita de Copenhague. Es claro que Rodrigo tenía sus rarezas, pero tú, que hasta no hace mucho también fuiste exiliado, bien sabes que en el exilio lo raro es apenas un matiz de lo normal. Por otra parte, Rodrigo hablaba pocas veces de su pasión recién estrenada.
"Simplemente, reservaba alguna hora de su jornada para contemplar a la sirenita, como una forma de comprobar que en sí mismo iba creciendo un amor, tan desacostumbrado como indestructible. Además, cuando se enteró de que la sirenita, en lejanos y cercanos pretéritos, había sufrido escarnios, castigos y hasta mutilaciones, halló en ese pasado una nueva zona de afinidad con su propia y escarmentada historia. Así hasta que un día resolvió transformar lo imposible en verosímil. Estábamos en pleno invierno (aquí es una estación realmente inhóspita) pero a él no le pareció justo postergar su proyecto hasta la primavera. Por razones obvias, eligió las horas de la madrugada: no quería arriesgarse a que se formara un corrillo de curiosos (incluido algún indiscreto policía) y que decenas o centenares de ojos mancillaran su más gloriosa intimidad. Eran las tres y cuarto de un domingo de enero cuando Rodrigo llegó hasta el objeto de su amor. Ella estaba como siempre, inocentemente desnuda, y Rodrigo pensó que no era lícito que él permaneciera miserablemente vestido. De manera que, a pesar de los 12 grados bajo cero, se fue despojando, una por una, de todas sus prendas, que quedaron dobladas y en orden junto a sus pies descalzos y ateridos. Ahora sí estaban en igualdad de condiciones su amada y él. Castigados, desnudos, estremecidos. A esa altura, Rodrigo debe haber apretado sus dientes para que no castañetearan y por fin debe haber abrazado tiernamente a su sirena, en el tramo más feliz de su nueva existencia. Que fue breve, claro, porque allí lo hallaron, horas después, dulcemente yerto, sin nueva vida y también sin vida vieja. Y es por eso entiendes? que la pobre sirenita tiene esa cara de viuda que le has visto. Más aún, te diré que desde entonces ha pasado a ser una de los nuestros. Una exiliada más, inmóvil junto al mar, que sueña con la vuelta".

Mario Benedetti.