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" ..pero tampoco creas a pie juntillas todo/no creas nunca creas este falso abandono/
estaré donde menos lo esperes/por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos/
estaré en un lejano horizonte sin horas.."


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Grupo Virtual - Una manera distinta de compartir, una manera distinta de comprender



miércoles, 2 de julio de 2014

Rodolfo Vargas Aignasse Julumao -Andalgalá-Catamarca / Argentina


Rodolfo Vargas Aignasse
Julumao - Andalgalá - Catamarca




 NARRADORES (Del libro: Letras Peregrinas)
CHELEMÍN         
En el oeste de Catamarca y aledaños vivía una raza de aborígenes: los diaguitas.
Cuando alguno de ellos se rebelaba contra las crueles condiciones de trabajo a las que los sometían sus conquistadores, lo ahorcaban en una esquina de la plaza pública.
Tres siglos después (1658/1958) los descendientes y pobladores levantaron en el mismo lugar una estatua del jefe de la estirpe, Cacique Juan Chelemín, conmemorativa del líder diaguita y de sus luchas para defender a los hermanos de raza.
Los niños de hoy nunca preguntan de quién es la figura y porque está allí, solo afirman su cabeza en ella, cuentan hasta diez y salen a buscar a sus amigos escondidos.

  1. MILAGRO ENCUBIERTO
Nunca los médicos pudieron ayudarla, ni los más diversos tratamientos practicados por especialistas del mundo. Los instrumentos mas afilados eran inservibles por la dureza del hueso.
La asesoraron que solo la fe en la Virgen del Valle y un milagro curarían sus dolorosos juanetes.
La emoción que la embargaba y la dificultad del ascenso, mojaban su cuerpo de transpiración. Sus pies le dolían hasta el llanto al subir por las escaleras, y llegar al camarín de la Santa.
Fue muy intensa la sensación al verla. Por el esfuerzo realizado, quedó paralítica para el resto de su vida.
Los sibaritas juanetes son hoy, cómodos inquilinos del mullido sillón de ruedas.
¡Milagro! ¡El milagro se produjo!

  1. CONTUMAZ
En un pueblo de agricultores, hay una planta con cientos de cerezas entre sus hojas.
Si un niño sabiendo que la semilla de esta fruta tiene pequeñas cantidades de cianuro, igual come muchas, por obcecado muere.
En el mismo lugar que es enterrado nacerán hongos venenosos que se nutrirán de él.

  1. NO HABRÁ NINGUNA IGUAL
Después de muchos amoríos me convencí que, como ella, no habrá ninguna igual. Al pensarla me vienen a la memoria esas enamoradas estrofas del tango: “No habrá ninguna igual no habrá ninguna, ninguna con tu piel ni con tu voz”.
Tal fue el deseo imperativo de hacerla mía, mientras ella se mantenía distante, que los celos comenzaron a atormentarme.
No soportaba sus estrechas faldas que muestran e insinúan, los zapatos de tacos altos que embellecen sus finos tobillos, el lápiz de labios, su ratonil perrito al que abraza con cariño, lo que murmura en sus sueños, sus bikinis, cuando lee poemas y hasta el secador de pelo que usa demasiado tiempo en el baño.
Por eso me voy a incrustar en tu lunar (ese prohibido) para ir cubriéndote de mí, y en ti crecer, abarcándote más y más hasta que tu insoportable madre llame a un cirujano, para vaciarte de mí, extrayéndome de ti.

  1. SUSTITUCIÓN
Siendo Gobernador de Tucumán Celestino Gelsi, conocido por su autoridad y ocurrencias, recibió a un correligionario en su despacho, el mismo día de la muerte de uno de sus funcionarios del Gabinete.
El visitante le dijo:
—Quiero ponerme a su disposición por si cree que puedo ocupar el puesto del fallecido.
Gelsi respondió:
—Eso no es cosa mía, pregúnteselo a los de la funeraria



A-     PONENCIA
La tradición oral y sus vínculos con lo fantástico (Rodolfo Vargas Aignasse)

El Familiar.

La tradición oral vinculada a la leyenda del familiar tiene como protagonistas en sucesión de generaciones a los obreros golondrinas que desde distintas provincias vecinas de Tucumán vienen en tiempos de zafra.
Las familias golondrinas de distintas cualidades, muy pobres todos, de escasa cultura trabajaban duramente de sol a sol. Los grupos humanos se trasladaban, por el tiempo que dura la zafra, y fueron, no sin violencia, año a año, profundizando la defensa de sus derechos. Esto trajo aparejado frecuentes actitudes patronales rechazando de todas maneras cualquier signo de rebeldía del jefe de familia o el resto de la misma.
Sistemáticamente desaparecían esos hombres, atribuyendo la ausencia, a lo que la tradición oral empezó a llamar a: “El familiar” como responsable de estos hechos. A quién  caracterizaban como un perro-lobo grande y negro que habitaba en la espesura del cañaveral y que en las noches saciaba su sed de sangre con aquellos trabajadores que no eran dóciles y se revelaban al estado de semi esclavitud que le imponían los patrones.
La tradición oral y lo fantástico hizo que el horrible asesino creciera en el temor que de generación en generación se transmitía desviando mediante el animal, a los verdaderos causantes de esos terribles hechos impunes, que negaban para su mayor lucro, una vida más digna para los zafreros en beneficio propio.
El Familiar en Tucumán, y Santiago del Estero dio origen desde el inicio de los ingenios a la actualidad infinidad de versiones, canciones, poemas, cuentos, ensayos, novelas. Podría decirse que todos los escritores del noroeste argentino, más allá del género en el que se expresen y el nivel intelectual y cultural que tengan han hecho mención a esta tradición oral dentro de sus escritos, recreándolo permanentemente, llevándolo a lo fantástico.




Rodolfo Vargas Aignasse
Escritor, Docente Universitario, Abogado, Político. Nació en Julumao, Andalgalá, Catamarca. Preside la Fundación Familia y Educación, Ex Secretario de Estado de Cultura de la Provincia de Tucumán y Diputado Nacional (m/c)
Publicó: “Mi Abuelo Tiene Amante: La Esperanza” (2000); “Aguafuertes Tucumanas” (2002); “La Vida Tal Cual” (2003); “La Revolución Inconclusa, Felipe Varela El Quijote de los Andes” (3 ediciones 2005/2006/2007); “Luís Franco. ‘El Orejano’”, (“Medalla de Oro y Publicación” en el Certamen a la “Producción Intelectual y Artística”, Catamarca 2006, 4 Ediciones 2006/2007/2008)); “Los Ausentes no se Han Ido” (2008); “Recuerdos del Fuerte. Andalgalá”, (2009); “El Irresistible Impulso de Escribir”, (2010); “¿Humanista? ¿Explotador? Samuel Lafone Quevedo” (2012); “Letras Peregrinas” (2013) 1er Premio Municipal Anual de Literatura:

“Juan Chelemín” Edición 2012.

lunes, 18 de octubre de 2010

«lector-mi-prójimo»

Mario Benedetti nació para la literatura en 1945 con su libro inicial, La víspera indeleble, emblema además de la andadura de la generación uruguaya que lleva el nombre de aquel año (como «la generación crítica», en palabras de Ángel Rama, se la conoce también), que tiene en nuestro autor una de sus más altas figuras literarias y que encontró su epicentro en el gran semanario Marcha de Carlos Quijano. Desde entonces, Benedetti desarrolló un trabajo intelectual que abarcó todos los géneros : él es el poeta de Cotidianas, Poemas de otros, Viento del exilio, Las soledades de Babel y los demás libros reunidos en los sucesivos volúmenes de Inventario; es el gran novelista de Quién de nosotros, La tregua, Gracias por el fuego, Primavera con una esquina rota o La borra del café; el excelente cuentista de Montevideanos, La muerte y otras sorpresas, Con y sin nostalgia o Geografías, y el dramaturgo de El reportaje, Ida y vuelta o Pedro y el capitán. Pero Benedetti es también el escritor político de Crónicas del 71 o Terremoto y después, el mordaz humorista de Mejor es meneallo, el brillante ensayista de El escritor latinoamericano y la revolución posible o La realidad y la palabra, y el intelectual comprometido (en todos los sentidos: un hombre de su tiempo que se negó a cerrar los ojos ) artífice de esa trayectoria de lúcidas reflexiones sobre la literatura y la realidad que se inició con Peripecia y novela y el polémico El país de la cola de paja, y se consolidaría con los imprescindibles Articulario, Literatura uruguaya siglo XX y El ejercicio del criterio, recopilaciones en las que no está todo, pero está lo que su autor consideraba fundamental.
La variedad de la obra de Benedetti desafía todo intento de clasificar al autor, y él ha enriquecido cada género que practicó con la experiencia ganada en los demás. Pero en esa variedad de registros palpita una secreta unidad que da coherencia a su obra y otorga a la poesía, al ensayo, al artículo periodístico, a la narrativa y hasta a las letras de canciones, un inconfundible «estilo Benedetti», quizá porque sus diversos itinerarios parten de un mismo lugar: la vocación comunicante de su labor como escritor; ese término que -entre otros- la crítica literaria debe a Benedetti y que designa el interés por establecer un clima en el que el lector se sienta parte de un diálogo con el autor desarrollado en un plano de confianza mutua y recíproco aprendizaje. El propio autor dijo: «No escribo para el lector que vendrá, sino para el que está aquí, poco menos que leyendo el texto sobre mi hombro».
A ese lector Benedetti lo conquistó literariamente para movilizarlo humanamente, y esa vocación comunicante es, tal vez, la característica que mejor define la obra del autor, no sólo porque nadie ha apelado con tanta frecuencia y tan explícitamente como él a ese «lector-mi-prójimo»

En este espacio de lectura virtual hemos recorrido, desde abril de 2009 hasta ahora en 100 entradas algunas, solo algunas, de las creaciones del inmortal escritor.
Cumplida esta etapa, TMC- Mario Benedetti cierra sus puertas. ¡¡No las lecturas !!
No podrán dejarse comentarios a partir de ahora, si alguien desea comunicarse con el Grupo hemos abierto una cuenta de correo para recibir vuestros mails.

Muchas gracias a todos quienes nos acompañaron durante diecinueve meses.

posdata

80. Posdata

Siempre queda algo por decir
un rencor un amor una sorpresa
un pedazo de vida insoportable
que sin embargo algo nos enseña

la vez que fuimos derrotados
cual si fuéramos ídolos de trapo
y la otra en que nos rozó un triunfo
de esos que no se tienen programados

siempre queda algo por soñar
llegar a una frontera tan remota
que queda más allá del horizonte
y por esa razón es seductora

y un intervalo casi oscuro
del que no nos libramos todavía
y que nos deja inmóviles mirando
a esa luna de tantas pesadillas

siempre queda algo por borrar
un aguacero un choque dos domingos
que a pesar de ser poco o casi nada
se resisten a hundirse en el olvido

siempre queda algo por buscar
digamos una paz sin atenuantes
y una conciencia boba que censura
pecados que son simples disparates

no queda nada que agregar
al menos encontré lo que buscaba
y si recuerdo alguna otra cosita
en todo caso agrego otra posdata

Mario Benedetti
Testigo de Uno Mismo
2008

Testigo de uno mismo


79. Testigo de uno mismo



¡que entre la luz y que entre el aire,
el aire que es el más fiel testigo de la vida!
JAIME SABINES




No sólo el aire fiel / también nosotros
somos testigos de la vida entera
la vemos transcurrir deshilachada
gozosa o muriéndose de pena

pasan mezclados / hechos y desechos
y nos dejan sin fe y hablando a solas
con más de una tristeza en la mochila
y admirando la espuma de las horas

todo convoca en los alrededores
todo es símbolo de algo que se quiere
y si el alma se pone a echar de menos
sobre todo convoca a los ausentes

somos vigías del amor y el odio
si perdemos el tiempo / lo ganamos
con las meditaciones como nubes
que tratan de acercarnos lo lejano

así y todo vamos quedando limpios
de miedos y parodias de coraje
y el peligro del mal que está de luto
lo vemos a través de los cristales

risa o llanto / silencio o barahúnda
competimos con el aire más fiel
y ya que al fin el poeta se despide
somos testigos de uno mismo / amén


Mario Benedetti



Maby dijo...
Encontré algunos poemas pertenecientes al libro testigo de uno mismo (2008) que los escribe como una despedida en el dolor por la perdida de su compañera de toda la vida.

El libro se divide en tres partes, una primera compuesta de 80 poemas donde se mezcla el verso libre y la rima asonante, una sección segunda que alberga sus 20 ‘”Sonetos de un testigo” mientras que las últimas 30 poesías se agrupan bajo el título “Siembras y cosechas”, con una mayor flexibilidad de composición. El libro está escrito sin puntos ni comas, el autor usa la barra como sustituto de la puntuación.

Con un tono de testamento literario Mario Benedetti realiza una serie de textos marcados por el balance de la vida, la melancolía y las ausencias.
aqui van algunos de ellos:

79. Testigo de uno mismo
80. Posdata

Gracias Maby por tu búsqueda.( http://tardesdematesycuentos-mariobenedetti.blogspot.com/2010/10/rutinas.html#comments)


Publicaremos de a uno.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Rutinas

Mario Benedetti


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A mediados de 1974 explotaban en Buenos Aires diez o doce bombas por la noche. De distinto signo, pero explotaban. Despertarse a las dos o las tres de la madrugada con varios estruendos en cadena, era casi una costumbre. Hasta los niños se hacían a esa rutina.

Un amigo porteño empezó a tomar conciencia de esa adaptación a partir de una noche en que hubo una fuerte explosión en las cercanías de su apartamento, y su hijo, de apenas cinco años, se despertó sobresaltado.

"¿Qué fue eso?", preguntó. Mi amigo lo tomó en brazos, lo acarició para tranquilizarlo, pero, conforme a sus principios educativos, le dijo la verdad: "Fue una bomba". "¡Qué suerte!", dijo el niño. "Yo creí que era un trueno".

martes, 5 de octubre de 2010

No hay sombra en el espejo


No es la primera vez que escribo mi nombre, Renato Valenzuela, y lo veo como si fuera de otro, alguien lejano con el que hace tiempo perdí contacto. En otras ocasiones, frente al espejo, cuando termino de afeitarme, veo un rostro que apenas reconozco, como si fuera un borrador o una caricatura de otro rostro, al que estoy más o menos habituado. Entonces pienso que esa mirada no es la mía, que esas pupilas de rencor no me conciernen, que esas arrugas pertenecen a otra máscara, que esos fiordos de calvicie no se corresponden con mi geografía capilar. Es cierto que tales dispersiones suelen ser momentáneas, metamorfosis que duran lo que un suspiro, pero siempre me dejan inestable, desasosegado, indefenso. Es por eso, Renato Valenzuela, que tal vez haya llegado el momento de ajustar nuestras cuentas. Con el tiempo, con el pasado, con las heridas, con las promesas, contigo / conmigo. Todas.
No caigamos en la vulgaridad de achacarle todo lo ignominioso a la borrosa infancia. Allá quedó, detrás de la neblina. Mis recuerdos se dejan ver a través de un vidrio esmerilado llamado memoria. Te veo desnudo en el campo, bajo una lluvia que no discriminaba, los flacos brazos en alto, gozando de esa felicidad inaugural, que por cierto no volvería a repetirse, al menos con esa intensidad.
Te veo niño, asombrado ante el raro espectáculo del peoncito que fornicaba (vos creías que jugaba) con alguna oveja, pasiva e inerte, por supuesto ausente de aquella violación antirreglamentaria. Tu adolescencia fue un sueño. Soñabas incansablemente y cuando por fin yo despertaba vos seguías soñando. Con bosques, con olas, con pechos, con soles, con hambres, con manos, con muslos. Tus sueños eran de deseo y mis vigilias eran de censura.
A menudo surge algún sabio de pacotilla, capaz de asegurar que el espejo siempre es honesto. Mierda de honesto. El espejo es un farsante, un traidor, un ladino. Ese Renato Valenzuela que está ahí, mirándome socarrón, pálido de tanto insomnio, es un remedo frágil de mí mismo, un facsímil sin sangre, una cosa. ¿Dónde está, por ejemplo, el latido de mis sienes, el corazón rebosante de logros y fracasos, las manos que no son garras sino proveedoras de caricias?
La estampa del espejo es lo que no quise ser: un fantoche gastado que convoca a la muerte. Por esos falsos ojos circulan escombros de deseos, que ya ni siquiera puedo vislumbrar y menos aún rememorar. Ese Renato Valenzuela es un epílogo del Renato Valenzuela que digo ser. Que soy. O no? O será acaso, este yo de carne y hueso, el pobre duplicado del que se mueve en esa luna? Dijo el poeta: "El mar como un vasto cristal azogado/ refleja la lámina de un cielo de zinc". Ese Renato de cristal azogado reflejará la nada de mi cielo de zinc?. O acaso estará más cerca de lo que dice en la estrofa siguiente: "El sol como un vidrio redondo y opaco/ con paso de enfermo camina al cenit?"
Dónde está, en esa copia servil que es el espejo, el veinteañero aquel que sedujo a Irene, o sea el seducido por Irene, el que tembló como una vara cuando ella lo enlazó con sus brazos de enigma?. Dónde quedó el que besó y besó aquel cuerpo indescriptible, se sumergió cándido en él, feliz sin asumirse, volado en el amor?
No hay sombra en el espejo. La sombra es de los cuerpos, no de las imágenes. Mi hijo Braulio tiene seis años de sombra. Nunca lo pongo frente al espejo, para que no la pierda. Irene, en cambio, ya no tiene imagen. Ni sombra. Se la llevó el espanto. Hay finales de paz, de dolor, de inercia, también de espanto. El suyo fue de espanto. Sin embargo, en los ojos del espejo no está su muerte. En los ojos de mí mismo sí lo está. Es imposible desalojarla, omitirla, extraviarla.
Mi hijo me mira con los ojos de Irene. Un río de tristeza circula por mis venas, pero me he olvidado de llorar. Con mis ojos y con los del espejo. A Braulio no lo traigo al espejo para que no se gaste, para que no empiece, tan niño, a envejecer, para que siga mirando con los ojos de Irene.
Aclaro que todo esto es de un pasado. Reciente, pero pasado. Reconozco que hoy tuve una sorpresa. Como todas las mañanas me enfrenté al espejo y le hablé. Le hablé y le hablé. Creo que hasta le grité. De pronto advertí que la boca del espejo permanecía cerrada. Volví a hablar, lo insulté. Y nada. Sus labios no se movieron. Curiosamente, su mirada era de retroceso.
Entonces sentí que me inundaba un extraño regocijo, un esbozo de felicidad.
Y no era para menos. Por vez primera lo había dejado mudo. Por vez primera lo había derrotado. Inapelablemente.

Mario Benedetti en "Buzón de tiempo".


la imagen procede de
http://silviapalferro.blogspot.com/2007_07_01_archive.html

jueves, 30 de septiembre de 2010

Desde el alma (vals)




DESDE EL ALMA (Vals)

Hermano cuerpo estás cansado
desde el cerebro a la misericordia
del paladar al valle del deseo

cuando me dices / alma ayúdame
siento que me conmuevo hasta el agobio
que el mismísimo aire es vulnerable

hermano cuerpo has trabajado
a músculo y a estómago y a nervios
a riñones y a bronquios y a diafragma

cuando me dices / alma ayúdame
sé que estás condenado / eres materia
y la materia tiende a desfibrarse

hermano cuerpo te conozco
fui huésped y anfitrión de tus dolores
modesta rampa de tu sexo ávido

cuando me pides / alma ayúdame
siento que el frío me envilece
que se me van la magia y la dulzura

hermano cuerpo eres fugaz
coyuntural efímero instantáneo
tras un jadeo acabarás inmovil

y yo que normalmente soy la vida
me quedaré abrazada a tus huesitos
incapaz de ser alma sin tus vísceras.

MARIO BENEDETTI
Poemas de amor, de familia, amistad, infantiles, religiosos y más. Cientos de autores y su mejor obra escrita.
Su mejor poesía, su obra poética, la que escribió desde el corazón, con amor, sentimiento, inspiración.
Mario Benedetti se expresa en estos poemas permitiéndo que nos reflejemos en ellos, reviviendo en su poesía nuestros momentos de amor, de tristeza, de
familia, de soledad, de compañía, de juventud, de enamoramiento, – y por que no tal vez, para los más grandes – íntimos, eróticos y de sexo.